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Alberto Alvarez - The Macro Wizard

Tus cinco "nuggets" de información semanal.

Published 2 months ago • 12 min read


¿Cómo va la semana, Reader?

Desde México, donde estoy compartiendo unas semanas con amigos y entrenando para mi primera competición de buceo en apnea, te dejo una reflexión después de más de 10 años de viaje semi permanente por el mundo, ¡además de nuestros cinco nuggets de siempre!

Son 5-7 minutos de lectura y está inspirada por un árticulo Lawrence Yeo que leí mientras planeaba mi "escapada a Japón" tras glorificar varias visitas al país del sol naciente.

Quizás te apetezca prepararte un café para leerlo.

Vamos a ello.


📝 “Escapar no es la solución”

Mientras lees esto, puede que estés en el trabajo.

O en el sofá mientras suena de fondo una serie de Netflix.

O en tu cafetería favorita pidiendo tu bebida de siempre.

También puede que estés en el baño perdiendo el tiempo con el móvil en la mano mientras haces "tus cositas".

Un día más, haciendo “lo que tienes que hacer”.

Cada día que pasa es como si tuvieras una lista de “cosas por hacer” y, entre tarea y tarea, te tomas tu rato de “desconexión”, seguramente con el móvil como vía de escape.

La rutina de despertarse, prepararse, ir a trabajar, comer lo mismo que ayer, un poco más de trabajo, salir del trabajo, ir a casa, cenar, relajarse, dormir y así día tras día.

Es normal que esto te haga sentir como si estuvieras encerrado en una caja y que encima la caja es normal y corriente.

Pues bienvenido, porque esta es la caja de la experiencia diaria.

Es el espacio en el que vivimos cualquier día en nuestras vidas.

Aquello que consideramos "normal" en el contexto de una experiencia cotidiana; el sistema operativo que hemos adoptado cuando estamos en modo automático.

Las paredes de nuestra caja definen nuestra situación actual, por eso, cuando miramos con ojos soñadores hacia lo que podría ser un futuro emocionante, en realidad estamos mirando al otro lado de estas paredes.

Es nuestra forma de vivir algunas emociones que lamentablemente suelen faltar en esa rutina, como la ilusión o la inspiración.

Nuestra caja está bien y es habitable, pero el mundo más allá de sus paredes es dónde realmente está nuestra esperanza.

Gran parte de lo que deseamos está en el exterior –es decir, en el futuro–, así que hacemos que el propósito de nuestro día a día en esa caja de experiencia diaria sea intentar conseguir eso que tanto deseamos.

Estos deseos del exterior se convierten en nuestros objetivos y aspiraciones.

Un coche nuevo, una casa más grande, un trabajo diferente...

Veamos un ejemplo:

Un amigo te enseña que han sacado un móvil nuevo impresionante y cargado de cosas nuevas. Ya ha llamado tu atención, y enseguida te zambulles en un mar de reportajes, reseñas, vídeos…

Ya está, lo quieres. Lo necesitas.

Ya tienes tu nueva meta tangible del mundo exterior que hará que tu caja “normal y corriente” por fin sea especial.

Ahora, todo lo que hagas en tu día a día tendrá un propósito: tu nuevo móvil.

Remas y remas a través del ciclo de la experiencia diaria.

Trabajas a tope, ahorras, sacrificas cosas...
Un día, tu duro trabajo por fin tiene recompensa: recibes ese bonus por proyecto en el que has estado trabajando, ¡y por fin puedes permitirte ese maravilloso móvil!

Sientes mariposas en la tripa mientras lo compras y lo sacas de la caja.

¡Por fin la sensación que tanto deseabas!

Ahora que tienes este móvil, tu caja de experiencia diaria también ha cambiado con esta nueva adquisición.

Lo configuras y descubres todo lo nuevo que tiene.

Haces fotos con sus tres cámaras increíbles, incluso haces vídeos fijándote en esos que viste en las reviews de YouTube y subes más fotos a Instagram que en los últimos dos años.

Se lo enseñas a todo el mundo y siempre eres tú el que te ofreces para hacer las fotos de grupo porque “mira qué cámaras tiene”.

Incluso empiezas a utilizar aplicaciones y juegos que antes no usabas porque ahora mola muchísimo más.

Le pones funda, protector de pantalla, lo limpias con un cepillo cada vez que le notas alguna mota en los botones.

Pero… aaaaamigo.

Aunque, evidentemente, todavía estás super contento de tener tu móvil nuevo, te das cuenta de que la emoción de la primera semana ya no es la misma.

Tras varios meses cada vez haces menos fotos.

Siguen pasando los días, y desinstalas los juegos y esas apps tan chulas e innovadoras que habías descargado.

Lo usas para el WhatsApp, para ver el tiempo y para usar la red social de turno mientras vas y vuelves del trabajo.

Han pasado un par de años desde que lo compraste, y ahora es simplemente un cacharro con la pantalla rallada que te permite comunicarte. Lo usas para hacer fotos a la plaza de parking donde has aparcado y poco más...

Y de repente, un día, tu caja es simplemente la caja de experiencia diaria de siempre, con la misma textura y color de antes.

Sustituye el móvil por cualquier otra cosa (una nueva casa, un nuevo trabajo, una nueva relación, etc.), y surgirá el mismo patrón.

Cambiar e intercambiar el contenido de tu caja puede cambiar brevemente su aspecto en forma de emoción, pero al final, estas cosas se convertirán en una parte más de tu vida cotidiana.

Así que si centrarte en el contenido de la caja no funciona, vas a la supuesta raíz del problema.

La caja en sí.

Decides que tu caja de siempre –es decir, tu entorno– tiene que cambiar porque esa debe ser la fuente de tu infelicidad perpetua.

Tienes que salir de ella para zambullirte en un territorio desconocido. Seguro que así podrás conseguir la emoción permanente que tanto buscas, aunque sea temporalmente.

Llegas a la conclusión de que la mejor manera de hacerlo es a través de los viajes.

Empiezas a pensar en todos esos lugares de este planeta en los que podrías estar.

Todos los lugares en los que preferirías estar.

En algún lugar más emocionante, desconocido, un lugar que te dé esas experiencias nuevas que te faltan por vivir.

Sueñas con ir a las playas de Tailandia.

O a París, a comer croissants recién hechos, disfrutar de una copa de vino y caminar por las calles iluminadas que salen en las películas.

O a Japón, donde por fin puedes ir al cruce de Shibuya y tener el mismo vídeo que un porcentaje inexplicablemente alto de tus amigos tiene en sus cuentas de Instagram.

El mundo es tu patio de recreo y estás totalmente seguro de que todos esos lugares inexplorados, llenos de aventuras y experiencias asombrosas te llevarán a eso que ansías tanto: la felicidad.

Viajar suele ser la respuesta a la monotonía, automatización y aburrimiento de nuestra vida. Lo sé por experiencia.

Ahorras algo de dinero, pides unos días libres o tus vacaciones en el trabajo, haces las maletas y te diriges a un país en el que nunca has estado.

Ahora sí, por fin puedes disfrutar de la belleza de lo desconocido y sumergirte en una extensión ilimitada de cultura, cocina y vida que tu caja nunca había conocido.

El inconveniente de esto es que para la mayoría viajar ocurre en forma de vacaciones.

Las vacaciones están diseñadas para que tomemos un descanso físico y emocional y así, mantenernos motivados para nuestra vuelta a la caja de lo cotidiano.

Si viajas como una forma de vacaciones, sabes que volverás a tu caja muy pronto y esto hace que aproveches al máximo todos y cada uno de los momentos en tus viajes sin dejar de pensar que en unos días todas esas experiencias van a terminar.

Y tras esto, inevitablemente, estás de vuelta en la caja, contando los días para poder volver a hacerlo.

Así que, te das cuenta de que unas vacaciones sólo sirven como un chute de dopamina emocional y cultural.

Lo que necesitas es cambiar de caja pero no sólo una o dos semanas.

La solución está en otro lugar, ese que una vez visitaste y te encantó.

Pero esta vez, te irás por mucho, mucho tiempo.

Seguramente, lo que estás buscando debe estar ahí ya que aquí no has sido capaz de encontrarlo.

Una vez que llegas a tu nuevo entorno, la emoción es palpable. No sólo te has sumergido en una parte completamente nueva del mundo, sino que también tienes tiempo para explorar cada rincón de él.

Conoces a algunos nuevos amigos que son del lugar, también a otros que llevan viviendo allí mucho tiempo, y quedas con ellos para ir a disfrutar la comida típica de la que tanto has oído hablar.

Ya tienes un nuevo grupo de personas con las que pasar el rato. Son divertidos, entretenidos y emocionantes, que son algunas características que no tenían tus amigos de siempre.

Estas nuevas personas tienen adaptada esa cultura de la que estás ansioso por aprender más, por lo que cada quedada con ellos es una oportunidad para hacer cosas que nunca has hecho antes.

Si alguien te pregunta cómo va la vida, puedes decir enfáticamente que es simplemente increíble.

Pero claro, ya que te vas a quedar aquí una temporada te das cuenta que divertirse con personas interesantes y ver nuevos lugares de interés cuesta pasta.

Además, todos tus nuevos amigos están ocupados durante el día con el trabajo, y tener toda la libertad del mundo para hacer lo que te dé la gana cualquier día de la semana en cualquier momento sólo es divertido durante las primeras semanas.

Así que sí, es hora de conseguir un trabajo.
Y haces exactamente eso.

El nuevo trabajo es bastante parecido a lo que hacías en el pasado, no es ideal, pero es parte de tu sueño de viajar y salir de la vieja caja. Así que, “está bien”.

De acuerdo. Todo listo. Ahora también tienes un motor generador de recursos que puede impulsar tu estancia en tu nuevo hogar, y puedes seguir teniendo grandes experiencias en esta tierra a medida que pasa el tiempo.

Pero el tiempo es tiempo estés dónde estés, se mueve en la misma dirección.

Adelante.

Y este movimiento lineal del tiempo es la forma en que la naturaleza pone a prueba lo que hemos etiquetado como significativo.

Sólo el tiempo puede revelar si eso que buscas está impulsado por una novedad fugaz, o si está motivado por el sentido de propósito que buscas en tu vida.

Y cuando se trata de viajar, la prueba del tiempo revela muy rápidamente que era una búsqueda impulsada por la novedad.

A medida que los días en este país extranjero se convierten en semanas, las experiencias comienzan a ser familiares y recurrentes.

La comida que probaste emocionado cuando llegaste por primera vez ahora se ha convertido en tu lugar para cenar entre semana.

Los amigos que te mostraron todas esas cosas culturales geniales cuando llegaste por primera vez ahora son personas que ves a diario.

También soléis quedar en los mismos sitios.

Los lugares de interés en los que inicialmente pagaste para ir a ver y con los que tienes miles de selfies, ahora son edificios por los que pasas de camino al trabajo.

El trabajo que tienes aquí te hace sentir exactamente igual que el que tenías en casa.

Y hablando de casa, comienzas a preguntarte cómo están tus amigos y familia, las personas que han estado contigo a través de años de experiencias compartidas, y no a través de semanas de momentos de corta duración.

Y, sin darte cuenta, tu vida vuelve a ser rutinaria y familiar...
Esa de la que querías escapar anteriormente.

A medida que las semanas se convierten en meses, la cruda realidad te golpea.

Oh, oh...

Vuelves a estar en la caja de lo cotidiano.

Pero… ¡¿Cómo he llegado aquí otra vez?!

¿Es hora de encontrar otro lugar al que ir?

¿Más lejos? ¿Otro continente?

Has vuelto a la caja y ha vuelto la sensación de querer escapar.

Pero aquí está la cosa. Independientemente de lo que hagas para salir de la caja, no funcionará.

Puedes cambiar tu entorno todo lo que quieras, pero seguirás viajando con la única caja que siempre te acompañará.

Tu mente.

Cuando estamos obsesionados con el cambio, estamos enfocados en transformar lo que nos rodea mientras descuidamos la única constante con la que todos viajamos: nuestras mentes.

Si tu mente no está tranquila, la misma angustia e inquietud que sientes hoy inevitablemente aparecerá en cualquier otro lugar.

Esta sensación se puede retrasar a través de nuevas experiencias, pero independientemente de dónde estés, una mente incómoda siempre terminará mandando señales.

Esa sensación de inquietud suele ser causada por todos los problemas sin resolver que tienes dentro y te seguirá dondequiera que vayas.

Una relación tensa con tu familia.

Una sensación de falta de propósito en el trabajo.

Una baja autoestima.

Algo que no funciona con tu pareja.

...

La respuesta a cualquiera de estas cosas no está en un billete de avión de 8 horas.

Sócrates lo dijo mejor:

“¿Por qué te asombras de que viajar no te beneficia si viajas contigo mismo a todas partes? La causa que pesa en tu mente es la misma que te sigue desde casa”.

Tendemos a sobreestimar enormemente el placer provocado por las nuevas experiencias y subestimar el poder de encontrar significado en las actuales.

Viajar es una manera fantástica de obtener información sobre culturas desconocidas y conocer personas increíbles, pero no es la cura para tu descontento interior.

Quiénes somos dentro de un lugar importa mucho más que el lugar en sí.

En lugar de utilizar la emoción de viajar como guía de nuestro propósito en la vida, tenemos que mirar hacia adentro y abrazar lo que ocurre cada día: la caja de la experiencia diaria.

En lugar de ver esta caja como un problema para escapar, tenemos que darnos cuenta de que es, de hecho, lo único a lo que realmente podemos aferrarnos.

Cuando ves la vida como un ciclo continuo dentro de esta caja, puede ser fácil dar por sentado lo que ocurre dentro y ver todo como algo rutinario, aburrido y cotidiano.

Sin embargo, si te tomas el tiempo para inspeccionar el contenido de la caja de manera consciente, descubrirás la magia que vive dentro de ella.

Y la mejor herramienta que uno puede usar para valorar lo que acabas de descubrir, es la práctica de la gratitud.

La gratitud es lo que te permite sentir esa misma sensación de asombro sobre tu vida cotidiana como lo harías si estuvieras caminando por las calles de una ciudad lejana.

La gratitud es lo que ilumina el hecho de que eres una colección de miles de millones de átomos que se han unido para crear esta increíble combinación de células, neuronas y órganos que te permiten sentir cosas, disfrutar comida deliciosa, ir de excursión, reírte de bromas divertidas y ver las estrellas por la noche.

La gratitud es lo que te permite darte cuenta de que todos los que conoces y amas también resultan ser esta colección de átomos que se han reunido en este preciso momento, cuando podrían haber nacido miles de años antes o después.

Estar agradecido por nuestra existencia y relación con los demás hace que la vida tenga sentido y así, nuestra búsqueda de proposito florece.

Con esto vas a empezar a descubrir una lista interminable de cosas increíbles que ocurren a tu alrededor. Y, ¿sabes qué? No tienes que cambiar ni de barrio para ver cómo crece esta lista.

Si la gratitud es la herramienta que utilizamos para resaltar la belleza innata que existe dentro de nuestras cajas, entonces ejercicios como la práctica de la atención plena hacen que seamos conscientes de ello cada día y esa belleza forme parte de nuestra manera de ver la vida diaria.

Una de las cosas difíciles de las rutinas diarias es que nos ponen en piloto automático.

Con la meditación conseguimos suavizar esta sensación eliminando nuestros miedos más profundos y nuestros pensamientos neuróticos.

Lo que nos queda es claridad y ojos limpios para ver la caja de la experiencia diaria tal y como es: un reflejo de la vida que podemos adaptar con la atención y el cuidado adecuados.

La claridad de la experiencia nos lleva a la calma de la mente.

Y por cierto, no sé si habrás unido los puntos. Pero aprender de mi experiencia todo esto, es uno de los motivos por los que creé Chōwa.

Decidí crear esta herramienta para que fuera más fácil comenzar el camino de la gratitud y la conciencia plena y transparente en lo que hacemos.

¿Aún no lo has visto? Puedes echarle un ojo aquí.

¿Ya lo tienes? Gracias.

Espero que te esté ayudando un poquito a vivir más en paz dentro de tu caja.


Ahora sí, te dejo con 5 cosas que han estado en mi cabeza estos últimos días.

📝 Lo que he leído:

Teoría de la lentitud.
de Arturo Pérez-Reverte.

🎥 Lo que he visto y me ha inspirado a tomar acción:

Sisyphus and the Impossible Dream de Casey Neistat en YouTube.

📱 Hilo de Twitter (X) que he compartido recientemente:

About Work de Danny Miranda.

🎧 Lista de reproducción que me acompaña estos días:

A New Journey - Ben Böhmer

💭 Lo que tengo en la cabeza esta semana:

“No puedes esperar a que la vida ya no sea difícil antes de decidir ser feliz".

Para celebrar este aniversario del lanzamiento de Chōwa, quiero que tengas la oportunidad de hacerte con él a un precio especial.

Por ser suscriptor a estos "cinco nuggets", utiliza el código ANIVERSARIO en nuestra web y llévate cualquier pedido, de cualquier cantidad, con un 20% de descuento.

Entra aquí y hazte con el tuyo, ¡o regálaselo a alguien que necesite un poco de claridad en su caja de experiencia diaria.


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Gracias por estar ahí, de corazón.

Un abrazo,

Alberto Alvarez - The Macro Wizard

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